Uno de los nichos más homofóbicos, machistas e intolerantes en la sociedad mexicana está dentro de la fanaticada futbolera No es de sorprender, pues es un espacio que desde su origen ha sido manejado por y para el público masculino.
Las denuncias de Norma Palafox vienen a evidenciar nuevamente la colosal cantidad de antivalores que permean en la afición pambolera.
Norma anotó en la final que significó el primer campeonato de Chivas; fue parte de la selección mayor con apenas 20 años; con 21 años, ha logrado 17 goles en primera división, más que, por ejemplo, Raúl Jiménez (8) o Alan Pulido (6) a esa edad.
No obstante, cuando alguien decide buscar su nombre en YouTube, los resultados principales no muestran su calidad futbolística o los goles que ha marcado; esos videos resaltan sus atributos físicos; el resultado es el mismo en Google.

La futbolista tapatía comentó en una entrevista para el Diario As que se siente incómoda ante esta situación, más aún cuando el acoso traspasa las redes sociales y aparece en los estadios.
La delantera asumió no ser la única que sufre de este fenómeno, y acertó.
Lo poco que logra destacar la liga MX femenil es, tristemente, por el atractivo físico de sus jugadoras y no por el espectáculo dentro del campo.
El aficionado promedio, acostumbrado a ver mujeres únicamente para su deleite, se siente con el derecho de calificar a las futbolistas como si se tratase de una pasarela de Victoria Secret. Finalmente son ellos quienes «hacen el favor» de mirar una liga que es «tan aburrida como mal jugada», cuyo aparente único atractivo está en las jugadoras.
De esta manera los medios de comunicación concentran sus esfuerzos en hipersexualizar a las mujeres que conforman la liga femenil, (muchas de ellas incluso menores de edad) dejando en segundo plano lo que éstas saben hacer con un balón en sus pies.

Además de luchar con salarios insignificantes (en comparación con el de sus compañeros de profesión) las jugadoras tienen que lidiar con las constantes alusiones que se hacen hacia su cuerpo y con el desprestigio generalizado contra su manera de jugar.
El caso de Norma Palafox es el que más ha tomado relevancia entre los medios digitales en los últimos días, pues fue la primera en alzar la voz en contra de estas prácticas misóginas; no obstante, existen varios casos similares dentro del balompié mexicano.
No quiero ser modelo, quiero ser futbolista.
Queda, desde nuestro lugar de aficionados, comenzar a valorar lo que se hace sobre el césped y no el cuerpo de quienes lo hacen.
